Alejandro de Antonio Arranz nació en Candás (Asturias) en 1990
Tras una larga etapa de educación musical clásica con el oboe, trepó al mástil de un contrabajo en flor y mordió la manzana del jazz.
Estudios de arquitectura en Madrid bañados en mucha música, teatro e improvisación. Mente ocupada, manos no tanto.
El camino saltó hacia Grecia donde empezó la exploración de las raíces, tanto en las músicas tradicionales como en las costumbres y sentires.
Las manos cogen la madera sin pensar y empieza una exploración en la luthería tradicional de los pueblos bañados por el Mediterraneo oriental.
Vuelta a la península para estudiar luthería clásica en Bele (Escuela Vasca de Luthería) y conexión con la tradición europea a través de la viola da gamba y la música antigua.
Así mismo dentro del marco de los estudios, tuvo la oportunidad de ir a trabajar a Holanda con Gesina Liedmeier, creando una relación que se mantiene hasta la actualidad.
Tras terminar el periodo en Bilbao, asentándose en Segovia y con un pie en Holanda se abre este etapa en la que nos encontramos, con la apertura de taller propio y base para la actividad artística y musical.
1997-2007 G.Profesional / Joaquín Nora
2008-2011 ETSAM Madrid
2011-2012 ΑΠΘ Θεσσαλονίκη
2012-2013 Π.Κ. Χανιά
2013-2015 Μπάμπης Περιοβόλας & Ηλιας Μποικος
2017-2020 BELE (Bilboko Euskal Luteria Eskola)
2019-presente Gesina Liedmeier (Velp,NL)
En estos últimos años he tenido la suerte de poder aprender y profundizar en el mundo de la luthería con Μπάμπης Περιοβόλας, Ηλιας Μποικος, Goran Z. Losic, Luis Artola, Unai Igartua, Javier Guraya, Ander Arroitajaurregui, George Stoppani, Andrea Ortona, Philip Ilhe, Jose Catoira y Gesina Liedmeier. Gracias a cada uno ellos por todo lo compartido.
Cuando la Música toca nuestra alma, ocurre una experiencia profunda más allá de la mente. Emociones, sabiduría interior, conexión y necesidad de una mayor expresión creativa. Especialmente esto último es lo que busco a través de mis manos: crear instrumentos para músicos, así la cadena del arte continúe.
El poder natural de la madera, la tranquilidad del trabajo con las manos. Darle al sonido la voz que necesita. Este acto de amor que me conmueve todos los días. Dar vida a herramientas creativas que son en sí mismas arte.
Así se mantiene la investigación ante la pregunta:
¿Cómo poner en tensión esas cuerdas que nos harán bailar?